EL ALISO
Este es un árbol emblemático para nosotros
Recogido de la orilla de un rió de Valladolid como plantón del calibre de un bolígrafo por nuestro amigo y maestro Julio Romo, pasó a incorporarse a su colección allá por el año 1990. Cultivado en una bañera de plástico durante años formó parte de un proyecto de varios ejemplares de esta especie en su terraza. Algo realmente visionario para esa época. Pese a la carencia de información y formación que había por aquel entonces Julio desmostró una maestría realmente singular a la hora de crear este ejemplar.
Poco podía imaginar entonces que estaba creando lo que posiblemente sea uno de los mejores ejemplares de su especie que se conoce. Un ejemplar único.
Por aquellos días ni siquiera pensábamos en que nos dedicaríamos al bonsai con esta pasión pero Julio ya tenía rodaje y sobre todo talento.
Poco podía imaginar entonces que estaba creando lo que posiblemente sea uno de los mejores ejemplares de su especie que se conoce. Un ejemplar único.
Por aquellos días ni siquiera pensábamos en que nos dedicaríamos al bonsai con esta pasión pero Julio ya tenía rodaje y sobre todo talento.
Desgraciadamente no hay imágenes de los primeros pasos de esta pieza, la fotografía entonces era un lujo, estas son las primeras que se tomaron para archivo. Año 1995
En los años anteriores se había centrado el trabajo en dar calibre al tronco y para ello se dejaba crecer libremente podando y sustituyendo el ápice de forma repetida. Este proceso daría como resultado una extraordinaria potencia a la parte baja del tronco pero buena conicidad a la vez.
En el año 1997 ya comenzaron a dejarse engordar las ramas, hasta ese momento se habían eliminado reiteradamente para evitar engordes que deformasen el tronco, todavía se aprecia la poda de alguna de ellas.
Pasado el tiempo y tras haber pasado tantos años con Julio El Aliso se incorpora al fondo de la colección de El Tim. En esta imagen el árbol ya llevaba varios años con nosotros. Continuar con su evolución suponía todo un reto, máxime teniendo en cuenta la nula literatura que existe sobre la especie. Tuvimos que experimentar e intentar entender la planta.
La planta en ese momento estaba pagando algunos de nuestros errores. Algunas ramas eran demasiado gruesas ya en las puntas, y el interior de todas ellas estaba algo desnudo. Un mal tratamiento había sido el culpable.
Hubo que tomar una decisión para solucionar estos problemas y no fue otra que realizar una poda drástica a fin de retomar la formación desde más atrás.
Tampoco hay imágenes de este periodo, puede que sea mejor, no era una imagen para recordar.
trasplantado a una maceta mayor para completar su ramificación pero igual de fea que la anterior, pasó los siguientes años con un cultivo muy cuidado y un trabajo de la copa muy al detalle. Ya le habíamos pillado el punto, se pretendía conseguir más ramas y mas finas.
Podéis apreciar la diferencia, se bajaron más las ramas principales, la poda fuerte había eliminado las puntas godas y había incrementado la ramificación.
Algunos detalles de la nueva ramificación antes de la poda y posterior alambrado.
La densidad es ya muy notable, si bien una buena parte ha de eliminarse para evitar que engorde demasiado y se sustituirá por brotes nuevos.
Aquí puede apreciarse el aumento de densidad a lo largo de tres años, pero en esta ocasión sin aumentar de calibre, la cosa va mejorando.
Lo más destacable posiblemente es que hemos conseguido obtener una apariencia de ¨orden¨pese a lo rústica de la especie.
Sucesivos defoliados selectivos y podas en el momento justo ayudaron a evitar que volviera a deformarse y a vaciarse por dentro.
Aquí vemos a julio Romo junto a la que había sido su criatura.
2012, vuelta a afinar el diseño, poda y alambrado serán siempre labores que no se pueden abandonar si queremos llegar a tener una ramificación excelente.
La maceta más plana también nos va a ayudar a frenar un poco su vigor y a tener un nebari mejor terminado, más ancho y con mejor entrega al suelo.
Se eliminan todas las ramitas que se amontonan en los finales de las puntas y las que nacen en lugares no deseados o volveremos a tener ramas toscas.
Una vez terminado.
2013
El nebari va ganado credibilidad y comienza a ser coherente con su copa, posee la misma potencia y apariencia de edad, el conjunto tiene sentido.
Extraerlo del tiesto no es labor fácil, ya que emite abundantes raíces y se aprieta contra las paredes.
Esta variedad se cultiva habitualmente sumergida en agua en las épocas de mayor demanda, pero también se puede cultivar fuera de ella si se tiene ocasión de regarlo varias veces al día ,así se controla mejor su vigor y el tamaño de las hojas, pero exige gran atención al riego.
Una vez extraído vemos que esta bastante compacto, dos años sin trasplantar son suficientes para evitar raíces muy gruesas, mas tiempo podría ser fuente de problemas incluso para regarlo.
Recortamos el perímetro tras peinar las raíces con cuidado y desenredarlas, usaremos tijeras bien afiladas para tener cortes limpios.
Tras recortar las raíces del perímetro y las del fondo también limpiamos la tierra de la superficie con palillos para poner tierra nueva y que entre bien el agua.
También quitaremos las raíces que habían nacido mal dirigidas y las que no están al nivel adecuado para tener un nebari con una entrada armonioso y bonita en la tierra.
Ponemos los alambres con los que vamos a sujetar el árbol pomice como drenaje, una capa fina, algo de akadama encima y listo, vuelve al mismo tiesto
Centramos bien el árbol y ajustamos la inclinación poniendo o retirando akadama del fondo según sea necesario.
Después de sujetar bien el bonsai con los alambres y procurando que no queden a la vista, ponemos musgo por encima de la tierra para evitar que la tierra se seque muy rápido y se puedan secar las raicillas que saldrán en pocos días Cuando estas maduren un poco retiraremos esta capa de musgo si antes no lo hacen los mirlos.
Apretamos con un taco de madera el musgo para compactarlo un poco , así como para apretar algo la tierra.
Siempre hay un ¨amigo ¨cerca que te saca la foto más favorecedora en el momento más oportuno, que puntería .
23 años de trabajo, 23 años de lecciones, 23 años de satisfacción.
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