Nos hubiera gustado publicar este articulo hace unos días, pero el trabajo en nuestros bonsai en esta época apenas nos deja tiempo libre. Pero más vale tarde que nunca. Vamos a ello.
Hoy vamos a pasar al interior del vivero propiamente dicho. Solo decir que Tomy nada más entrar y ver lo que había le dio un bajón de tensión y tuvo que sentarse a resetear para poder ubicarse y entender que estaba en otro mundo.
Hoy comenzamos con pinos, muchos son pinos de cinco agujas y todos sin injertar, auténticos, y muy viejos. Los pinos negros también son gran calidad e igualmente viejos.
El vivero es sencillo en sus instalaciones, pero como podéis ver está impoluto, limpio y ordenado .
Bancales y más bancales de arboles.
Para comenzar dimos un repaso general, luego fuimos viendo cada árbol con detalle.
Los ejemplares son autenticas joyas, grandes, viejos y perfectamente cuidados.
Todos perfectamente trabajados y atendidos con mimo.
Es inimaginable la enorme labor que supone tener este vivero así.
David entró con pelo en el vivero, pero con el susto.... lo de feo ya era de serie.
Fijaos en la vejez de las ramas, esto no es el trabajo de un día.
Tomy ya muestra la risa típica de quien no sabe si reir o si llorar.
Alberto ya podéis imaginar.... está calculando en cuantos caben en un contenedor.
Como podéis ver los tamaños son descomunales, y aunque Fernando no es el más alto de su barrio el árbol es tremendo.
Pero vamos con algunos arboles más.
Y todavía no hemos visto los mejores, pero eso hoy no...... en la próxima entrega.