Toca salir de Kioto y hacer un pequeño viaje hacia el Sur. Hasta la ciudad de Nara.
Nara está considerada la cuna de la civilización japonesa, lo que en si mismo ya es una buena razón para visitar la ciudad y pasearse por sus calles llenas de historia.
Nara fue la capital de Japón entre los años 710 y 784 y los templos budistas de esa época todavía conservan su grandeza y esplendor.
Pero la gran atracción de Nara es su parque, con sus templos budistas, la pagoda y, sobre todo, los ciervos que corretean libres.
Los ciervos del parque de Nara son sagrados ya que, según cuenta una leyenda local, uno de los cuatro dioses del templo Kasuga hizo una visita al monte Mikasa a lomos de un ciervo blanco.
Matar a uno de estos ciervos estuvo castigado con la muerte hasta 1637, pero hoy en día ya no son considerados legalmente divinos, sino tesoros de la naturaleza y están protegidos como tales.
Gaaaabri. Cuidadito con lo que haces :-) :-)
Los ciervos son seguramente la faceta más adorable de Nara y mucha gente se acerca al parque simplemente para ofrecerles comida –hay que tener cuidado con ellos porque se zampan cualquier cosa que llevemos en las manos, incluidos mapas y prendas de ropa-.
Pero a parte de los ciertos, que son una entrañable atracción, en el parque de Naraencontramos el Todai-ji y el Kofuku-ji, dos espléndidos templos budistas, el primero de ellos considerado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Seguiremos en próximos posts disfrutando de más avances de Nara.
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