Como todo lo que rodea al Maestro Suzuki su vivero es excelencia al limite.
Pulcritud exagerada, orden milimétrico y calidad en cada pieza son la nota predominante.
La estética está cuidada al detalle incluso dentro de su invernadero, la limpieza es máxima y la colocación de arboles así como la disposición de las estanterías impecable.
Es posiblemente el exponente máximo de la estética japonesa, perfección sin concesiones.
Las coníferas son el buque insignia del maestro, pero también hay caducifolias de calidad.
Un arce.
Un carpe.
No hay ni un solo árbol que esté en su vivero por causalidad , todos poseen detalles de calidad que justifican el tiempo que les dedica.
Los juníperos son los ejemplares sobre los cuales el maestro ha mostrado mayormente su maestría.
Ejemplares como este reconocidos como obras maestras jalonan sus estanterías.
Tampoco faltan los pinos.
¿a ver si encontráis una sola mala hierba en alguna maceta?
Se ven muchos injertos y acodos entre sus piezas en formación.
Fijaos en el suelo, limpio y todo ordenado.
Decenas de piezas de increíble calidad por todas partes.
Pino acodado
Junípero injertado.
La cantidad de arboles de calidad es tal que es fácil perder la noción de lo que te rodea, es otro mundo.
Un ejemplar ¿sencillo?
Detalles......
Como podéis ver nada de lo que se ve en el jardín de Suzuki es equiparable a lo que se ve en cualquier otro lugar, es otro mundo.
Otra de las facetas reconocidas del maestro es su sensibilidad para la creación de tokonomas y su creatividad para conjugar nuevos y elegantes elementos.
Como no podía ser menos en su casa hay un área de exposición dedicada al tokonoma donde el maestro según la época del año expone diferentes piezas.
El conjunto es austero, lo representativo del árbol, perfectamente acabado, son los frutos.
En este caso no hay planta de acompañamiento, unos par de ciervos de bronce hacen el papel e infunden una sensación de paisaje serena y tranquila.
La perfecta ramificación y los frutos en amarillo contrastan con la corteza verdosa y dan fuerza a la vez que serenidad a la planta.
El nebari no es perfecto, pero esto añade un plus de naturalidad a una pieza perfectamente ramificada, el color verde de la humedad en la corteza pone el punto de vejez.
El musgo cultivado esta cuidado con mimo.
De esto no vamos a opinar porque no tenemos ni idea, es toda una ciencia y su presentación es tan ceremoniosa como compleja. Se puede hacer un amplio tratado con las normas y protocolos que requiere presentar el kakemono. Algún día haremos un articulo al respecto, pero para ello habremos de contar con un experto, que los hay también en España, todo se andará.
Como referencia de la colocación de los diferente elementos tenéis unos interesantes artículos muy bien redactados y amenos en el blog de Alisios bonsái.
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