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lunes, 24 de noviembre de 2014

TIM IN JAPAN Kokufu, día 4. SUZUKI 1





TIM IN JAPAN Kokufu, dia 4
SUZUKI 


Cuando llegas a casa del Maestro Suzuki sabes que estás en la meca del bonsai. Pero una cosa es saberlo y otra verlo. 

Pero vamos por partes.

En la entrada nos reciben con té y unas pastas. Mientras tanto podemos contemplar los tokonomas que rodean esta estancia. 













Todo inspira simplicidad y elegancia, los arboles también. Son soberbios pero austeros, sencillos. 








Una coleccion de pequeñas macetas antiguas llena esta estantería, cada una de ellas es una pieza única







¿Diplomas, galardones?..... a saber






Y llega la hora de la verdad, el momento en el que cruzamos esta puerta ha marcado un antes y un después en nuestra forma de ver el bonsai. 

Esto se supone que es un invernadero, uno de los varios que vamos a ver en las siguientes horas. 

Pero.... llamar a esto invernadero es un sacrilegio. Es una estancia magnifica , bellamente decorada, con un orden propio de un maniático. La limpieza es perfecta, no hay una sola hoja o aguja caída en ningún sitio . No hay verdín, no hay grava fuera de su sitio o que no esté perfectamente aplanada. 

La temperatura es ideal para la hibernacion de los arboles. Es la excelencia sin concesiones. 


Solo podemos poner una pega, por eso de criticar, ya se sabe como somos los españoles. El cristal que rodea la estancia haciendo contraluz y la gran cantidad de ejemplares hace casi imposible hacer fotografias de calidad. Pero creo que esa no era la prioridad del maestro. 






Comienza la ronda.
Aquí todo está en perfecto estado de revista, trabajado al detalle. No hay ni un solo árbol descuidado o sin trabajar. Perfectos es la palabra. 












Lo primero que descubrimos es que nuestro concepto de árbol grande se acaba de quedar pequeño. Lo que tenemos nosotros son pichingadas comparado con esto. Aquí los tamaños son increíbles, potentes, contundentes. La mayoría deben superar los 80cm.









No sabemos donde mirar, estamos extasiados, abrumados. No hemos visto ni veremos en todo el viaje nada parecido a esto, ni siquiera en casa de Kimura.  
Sin menospreciar el trabajo de Kimura, por supuesto, que es realmente extraordinario, pero hay que reconocer que el grado de perfección en el trabajo en los arboles del maestro Suzuki es insuperable. Sus arboles no tienen ni una sola trampa, y las hemos buscado, ni un solo apaño para rellenar huecos, para engañar a la vista. Nada. Todo está en el sitio perfecto, si hay que esperar se espera pero usar trucos no es una opción para el gran maestro Suzuki. 


















La ya mítica fuente del maestro. Pero en este momento instalada en el interior. 





















Es imposible no mostrar una ilusión  y entusiasmos desbordados. Lo que vemos es sencillamente la obra de un iluminado. 

























Cada ejemplar que vemos es una obra maestra, todas por su trabajo y algunas por ser ademas piezas de calidad excepcional.







Hay una gran variedad de especies en su colección, lo maneja casi todo, lo cual demuestra un conocimiento muy amplio sobre cultivo y técnicas. 





El riego es manual, no hay sistema automático, esto ha de ser una labor ímproba dado el tamaño de la colección que solo hemos comenzado a ver. 















No sabemos ni a que hacer fotos, es una locura, disparamos a todo, da igual, si todo es bueno, no hay que seleccionar el objetivo. 















Aquí volvemos a tener unas referencias del colosal tamaño de los arboles, es frecuente que alcancen o superen incluso el metro de altura. 










Brutal, no hay otra forma de decirlo, que no sea mal sonante. 












Algunos detalles. 







































Descubrimos innumerables técnicas para resolver problemas concretos, este punto era uno de los más perseguidos por nosotros. En su momento haremos una serie de artículos con esta temática, no va a tener desperdicio. 




















Esto es solo un aperitivo de lo que queda por ver, pero vamos a dosificar.