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domingo, 3 de enero de 2016

OCTOPUS, el arte de lo improbable o la sabina que no quería ser bonsai. EL DESCUBRIMIENTO


OCTOPUS

EL DESCUBRIMIENTO









En ocasiones la única diferencia entre lo posible y lo improbable es únicamente la fe que tenemos en nuestras capacidades (que no significa que las tengamos), si creemos en lo que hacemos seguramente llegaremos lejos si ponemos el esfuerzo y la constancia necesarias. 


Este trabajo es uno de esos casos que son prueba de ello. Y aunque ya habíamos hablado de este ejemplar vamos a entrar más a fondo en los sucesivos trabajos para llegar a su evolución hasta el día de hoy. La mayoría de los pasos recorridos con esta sabina podrían ser replicados en cualquier material en bruto cuyo trabajo comience desde cero.
Era el año 2006 y la cantidad de material decente disponible era escaso. Cualquier cosa que tuviera madera y verde era un potencial bonsai. 
Esta sabina había llegado en una caja de madera , estaba bien establecida pero no sabíamos que había debajo, la caja además lo hacia inmanejable, entre otros motivos porque estaba plantada en greda volcánica. Esto ademas de añadir un peso muerto enorme supone algunos inconvenientes para el cultivo. Nuestra experiencia con la greda ha dado como resultado un desarrollo mucho menos progresivo y el cultivo mucho menos eficiente que otros sustratos. No quiere decir esto que no se pueda cultivar en greda, pero a la hora de conseguir crear un bonsai en el menor tiempo posible el cultivo ha de ser una prioridad y es una de nuestras obsesiones constantes. 
La sabina poseía varios troncos que se abrían en todas direcciones , de ahí su nombre. Es el típico material que no aconsejaríamos comprar a nadie por su casi nula posibilidad de crear un bonsai excepto si dejas solo un tronco. 





Lo primero fue sacarlo de su caja, la cabellera es fantástica, no hay raíces gordas. lo cual es una gran ventaja a la hora de modificar el angulo de plantado. 






Las raíces se recortaron y pasó a plantarse en maceta con una mezcla de akadama y pómice al 50%. El grano es más grueso de lo normal para favorecer el vigor y poder trabajar sobre ella con más garantías. 


Se eliminaron algunos troncos y se plantaron individualmente ya que poseían algunas raíces y permitía aprovechar el material. 




El verde es bastante bueno, muestra salud y buen cultivo teniendo en cuenta la textura, color y densidad del verde. Los ramilletes de hojas son densos y crecen en racimos con las hojas hacia arriba. 
Los tiros largos definen el vigor, te dicen que además de sana está potente y que los entrenudos no sean excesivamente largos te dice que el abonado ha sido correcto. Es frecuente encontrar sabinas que han sido abonadas con abonos de agricultura cuyo resultado es desastroso para la planta. Se llegan a conseguir un gran vigor pero el verde resultante no sirve para formar un bonsai. Las hojas se separan entre ellas y suelen caerse, los entrenudos se alargan y se pierde densidad. Tampoco es raro que aparezca brotación en aguja. Cuando esto sucede se tarda varios años en recuperar la planta para que vuelva a ser útil para formar. Nosotros recomendamos no probar abonos no contrastados en bonsai de los que se utilizan para el campo, no porque no valga ninguno, muchos si valen, sino por el riesgo que supone que el resultado sea malo. Los abonos específicos de bonsai suelen estar exentos de este riesgo y suelen aportar un valor añadido que compensa el coste de los mismos. No hay nada más caro que el hecho de que un abono barato te estropee tu bonsai. 



Este tipo de verde es típico de un abonado deficiente o tierra en mal estado


Este verde es el habitual en una sabina abonada con un mal abono, las hojas caen y no se agrupan en ramilletes, en este estado, así como en el anterior es imposible formar un bonsai. 




Así nace un verde en buen estado, se alza hacia arriba, es verde intenso, brillante, las hojas son carnosas y nacen agrupadas. 


Estos tiros acompañando al verde de la imagen anterior son la guinda de un correcto cultivo y el punto optimo para trabajar nuestro bonsai. 



















El caso es que tenemos dos troncos totalmente opuestos y ambos son recios, potentes, con madera. Sin mencionar que están unidos en la base. Podrían haberse separado y podríamos haber hecho dos arboles pero ambos habrían sido muy simples, nada especial, nada digno de mención. 

Desde siempre hemos tenido claras dos cosas.
1...que en bonsai menos a veces es más.
2...que en bonsai menos a veces menos. 

Conclusión, nada es verdad ni mentira ni todo lo contrario, depende, siempre depende. En cada planta hay un mundo de posibilidades, seguramente hay varias buenas e innumerables posibilidades malas. Lo difícil seguramente a la hora de crear un bonsai a partir de material virgen es visualizar el árbol que hay dentro de esa maraña de ramas y troncos, encontrar el bonsai que a menudo está dentro. 


Un dato importante. A la hora de trabajar material virgen tener claro que hay bajo el suelo es importante, que no tenga tierra de campo, esta puede ser útil para su supervivencia tras la extracción, pero para un cultivo en maceta seguramente represente un problema antes o después. Este problema suele ser especialmente grave tras un trabajo de formación, momento en el que el árbol necesita recuperarse rápido y la tierra del campo no lo suele permitir haciendo decaer el vigor con frecuencia hasta puntos alarmantes. 

Otro detalle que no debemos dejar olvidado en este tipo de material es la sujeción. Si vamos a tener que trabajar con tensores, palancas o barras de metal vamos a necesitar que esté muy muy bien anclado al tiesto, de otro modo el trabajo puede ser un riesgo para la planta o a veces simplemente imposible. Esto también influye a la hora de tallar maderas, si no está firme en el suelo no podremos trabajar con garantías , sobre todo para la talla a mano. 






Un año después del trasplante llegó la hora de ponerse manos a la obra, pero eso para el próximo articulo.