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martes, 17 de marzo de 2015

El arce de nunca acabar. El injerto.


Este arce lleva en casa mucho mucho tiempo, y como cualquier árbol que vivió aquellos días pasó por la desgracia de pagar por nuestra ignorancia.

Era el típico tronco de vivero (importación) sin más valor que la pasión que poníamos en él. Por aquel entonces eso lo hacia valioso, y caro. 

Es una pena no tener fotos de los inicios, pero era solo un tocón, sin ramas útiles. Después de años de apaños y arreglos pudimos entender que la única solución era comenzar de cero. Esto es algo que intentamos conculcar a aquellos que vemos que pueden cometer el mismo error. Lo que no vale no vale y ademas no sirve, así pues mejor cortar cuanto antes todo lo inútil. 

Después de unos años creando nueva ramificación era evidente que faltaba una primera rama más baja. Se decidió injertar una partiendo de una rama suya y atravesando el tronco, tampoco tenemos fotos de ese proceso. 




Aquí vemos una imagen un año después del injerto, había crecido con fuerza y fue separado y cortado en longitud. 










Ese mismo año se dejó crecer de forma libre esa rama para conseguir que el calibre sea el correcto para una primera rama de un árbol grueso. También se ha aprovechado para engordar la primera rama de la derecha. 
El proceso se ve acelerado al estar plantado en un contenedor de cultivo. 






Al final de la temporada poda nuevamente, Cuando las ramas son tiernas se van alambrando para llevarlas a su sitio, luego seria imposible. 




Observar el calibre de un brote nuevo en un año. 








Se repasan los cortes y se eliminan los tocones. 




Solo dos años después a avanzado
en ramificación nueva y el injerto
 ya tiene cuerpo.

Se ha trasplantado para frenar ese rápido crecimiento que tenia en maceta de cultivo, de lo contrario la ramificación principal se echaría a perder. 






En la siguiente primavera se podan los nuevos crecimientos y se alambran, Observar ya el calibre de esta rama y es solo el tercer año desde el injerto. 





Hay que estar muy atentos al alambre en este periodo ya que en menos de dos meses de queda clavado en la rama. 








Podado y aclarado queda listo para el segundo tirón del verano, el abonado es muy generoso pero nunca con mas de 5 o 5,5 de nitrógeno para evitar entrenudos largos. 




Ese mismo otoño ya lucía una imagen muy diferente a tan solo tres años atrás. 



Año 1



Año 2 al inicio de primavera



Año 2 al inicio del otoño






Año 3 iniciando la ramificación. 










Un nuevo trasplante y listo para seguir, poco más de tres años separan estas dos imágenes, la de abajo es de hace dos, posteriormente se ha resuelto otro problema de este árbol, el shari frontal, que es más feo que darle una patada a un padre. 
Pero eso será en otro articulo. 






8 comentarios:

  1. Buen trabajo chicos, algo diferente a lo q nos teneis acostumbrados, pero igual de bueno.

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  2. Muy interesante y muy didáctico.

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  3. Gracias Alberto, aunque no son los trabajos más frecuentes que hacemos las confieras no son los únicos arboles en nuestras colecciones.Y los caducos cada día según maduran te van enganchando.

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  4. Gracias Jorge, no es un articulo muy detallado pero nos faltaban imágenes para completarlo en condiciones.

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  5. Enhorabuena!

    Un buen trabajo y una explicación de diez. Me quedo con la frase del principio en la que hacéis referencia a que saber empezar de cero cuando es necesario. Que razón!

    Para conseguir "la perfección" debemos saber dar un paso atrás, o diez, para volver al camino correcto y eso a los "occidentales" nos cuesta mucho.

    Un abrazo

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  6. El trabajo en caducos es a priori menos espectacular, pero con el tiempo y buenos trabajos como éstos, llegan a adquirir un carácter igual de imponente o más que las coníferas.A mi me encantan...
    Gran trabajo.
    Un abrazo

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  7. Hola Manuel, el tiempo nos ha demostrado que a menudo, cuando no hemos sabido solucionar bien un árbol en primera estancia, es mejor volver a comenzar de cero que acumular trampa sobre trampa, ya que al final o lo hacemos de nuevo o tendremos una pieza mediocre.

    Un abrazo.

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  8. Toda la razón Daniel, con las coníferas puedes lucirte con la inmediatez de un trabajo, si está bien realizado, y aunque le falte madurar ya apunta maneras, pero en los caducos cuando realizas un primer trabajo no tienes nada que mostrar, excepto que sabes lo que hay que hacer, ya que también en estos casos se puede realizar un mal trabajo como en cualquier otro caso. Eso si, pasado el tiempo un caduco perdona menos, si está mal está muy mal, no perdona, una conífera transige más.Es posible que alcanzar la calidad en caducos sea incluso más difícil que en los otros casos.

    Un abrazo

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